El logro, el valor del triunfo, tiene que ver con la capacidad de alcanzar objetivos en la vida, con el sacrificio, la experiencia, con adquirir las habilidades necesarias para producir los resultados que deseamos.
Alcanzar un resultado previamente planificado es motivo de alegría y satisfacción, aunque en demasiadas ocasiones las expectativas sobre la duración y el impacto que ese logro tendrá en nuestra vida son desproporcionadas. Es algo que ocurre a menudo: ponemos todo nuestro enfoque e ilusión en un objetivo, y una vez alcanzado decimos ¿ya está, esto es lo que hay?...
Índice
1. El éxito y la decepción: más cercanos de lo que nos pensamos
Sucede mucho en el mundo del deporte, en la alta competición, más aún por la presión de los medios. ¿Cuánto dura la alegría de la victoria? ¿Horas, días, semanas? Muy poco después la vida sigue, y ese afrodisíaco chute emocional desaparece como la fragancia de un perfume y seguidamente aparece algo más que perseguir, algo más que alcanzar.
¿Alguna vez has pensado? Cuando consiga (x), cuando logre ese algo en mi vida, por fin todo encajará, todo será genial y por fin podré disfrutar con tranquilidad.
Cuando ponemos demasiadas expectativas en lo que un resultado externo provocará en nuestro interior, en poco tiempo puede llevarnos a decepciones (y más si al mismo tiempo no ha habido un cambio y una evolución interior).
2. El valor del triunfo pasa por valorar el camino hacia él
Está la alegría del logro, pero la verdadera satisfacción debe estar en entender y disfrutar del proceso de la creación, del aprendizaje y la superación a lo largo del camino, en vez de vivir esperando a llegar a ese otro deseado lugar, a ese idílico escenario. Si no aprendemos a valorar y disfrutar del proceso, nos pasaremos la vida viviendo a la espera, aplazando la vida hasta llegar a ese soñado momento y así se nos pasa la vida esperando a vivir. Pero a estas alturas ya sabes que La vida te está esperando.
Aprender a valorar el aprendizaje del proceso, a parar y observar el camino, a ser más conscientes de cómo estamos evolucionando a pesar del dolor, las dudas que aparecen en tantos momentos, de los retos y desafíos que nos encontramos a lo largo del camino es fundamental, porque una parte del significado de la vida viene de encontrar un mayor sentido a lo que hacemos, sin esperar ni obsesionarnos por llegar, por el resultado final.
► El éxito en la vida viene, generalmente, por 2 vías
Porque una persona puede tener todo el éxito y el dinero del mundo, pero puede sentirse internamente pobre o vacía. Podemos tener una pareja que nos quiere y unos hijos maravillosos y todavía sentir que nos falta ese algo que nos aporte un mayor sentido, que nos haga experimentar una mayor sensación de plenitud y significado. Pero ese sentido generalmente viene por dos vías: por un continuo crecimiento personal y por la contribución más allá de uno mismo.
El modelo de vida actual, el entorno y el marketing están más centrados en obtener placer, el cual puede lograrse en un instante, y de algún modo el triunfo es placer. La satisfacción/plenitud viene de una vida con más significado, una vida en la que sientes que tu vida importa, que de alguna manera estás marcando alguna diferencia, que estás aportando algo más y siendo una influencia positiva en la vida de otras personas, porque esa contribución nos llena, y porque en la vida solo nos podemos llevar aquello de damos, aquello que hemos hecho sentir.
► Cuando seguimos evolucionando y procuramos contribuir, entonces estamos más llenos de vida
Un mayor sentido no tiene que ver con todos los éxitos ni el brillo de la fama; tampoco tiene que ver con el reconocimiento de los logros externos, sino con algo que sucede en nuestro interior, con un mayor equilibrio, con ese proceso de crecimiento y de contribución.
Todos queremos resultados que nos aporten una buena vida, pero la verdadera calidad de vida es directamente proporcional a la calidad de nuestras emociones, a la relación que tenemos con nosotros mismos.
De hecho, hay personas que no han disfrutado tanto de la vida, al menos desde la valoración externa de la sociedad, pero que han hecho un trabajo enorme, han dejado huella y han tenido una vida plena. Algunos de los grande líderes de la historia han reconocido que su propio sufrimiento les ayudó a comprender mejor y ayudar a los demás, y eso aportó un enorme valor y significado a sus vidas.
Si queremos una vida con mayor sentido, lo que cuenta es seguir aprendiendo, pararnos a observar nuestra propia evolución y crecimiento, apreciarlo y valorarlo. Muchas veces no nos damos el merecido reconocimiento de dónde estábamos y de dónde estamos ahora.
Debemos dejar de ser tan autoexigentes con nosotros mismos para disfrutar más del camino, y procurar contribuir a lo largo de ese proceso, porque eso nos ayuda a salir de nosotros mismos y encontrar un mayor sentido a lo que hacemos.
Cuánta verdad! Tanto tiempo esperando una época perfecta que nunca va a llegar. Es difícil aprender a disfrutar el camino pero poco a poco se consigue. Gracias por tus chutes de motivación y aprendizaje! Un beso enorme!
Genial como siempre!! Gracias por recordarnos estas cosas. Un abrazo