
Autoexigencia excesiva: ¿celebras los pequeños logros?
Índice
Por momentos parece que nos hemos sumergido en una espiral en la que cada vez descansamos y desconectamos menos; vivimos en una cultura donde tenemos que trabajar más, producir más y parece que nunca llegamos al final, que nunca es suficiente. Mucho ojo pues con el nivel de autoexigencia que aplicas a tu vida
1. Consecuencias de la autoexigencia excesiva
Todos tenemos metas, sueños o aspiraciones y, en parte, esos objetivos son lo que nos motivan. Pero si sólo ponemos nuestros ojos en los grandes objetivos a largo plazo y no tenemos otros más pequeños, cercanos y más sencillos de cumplir, esa distancia entre el presente y ese lugar al que queremos llegar puede causar cansancio, una falta de motivación y la tentación de abandonar; siempre veremos el resultado demasiado lejos.
✍️ A veces nos empeñamos en encajar cuando estamos hechos para destacar
— Javier Iriondo (@Jiriondo) January 3, 2018
1.1 Autoexigencia y ansiedad
Para empeorar la situación, muchas veces nos autoexigimos demasiado, nos esclavizamos y nos convertimos en nuestro peor juez. Sin darnos cuenta nos estamos comparando de forma despiadada, pensando en lo que se supone que ya deberíamos haber logrado a estas alturas y generamos la sensación de no poder parar, ni descansar hasta que no alcancemos ese objetivo que consciente o inconscientemente nos hemos trazado. Ante esa situación nuestros niveles de estrés y ansiedad nos llevarán por derroteros inútiles y llenos de sufrimiento.
2. Aprende a celebrar los pequeños logros
Por ese motivo tenemos que aprender a reconocer los pequeños logros, ser más benevolentes con nosotros mismos y dejar de mirar tanto hacia lo que aún nos falta por lograr. Tenemos que reconocer cada avance y cada paso que nos acerca a nuestros objetivos. Así que de vez en cuando también es importante mirar atrás para ver de dónde venimos, todo lo que hemos recorrido y avanzado. De lo contrario, acabaremos agotados y desmotivados.
Aprender a reconocer y celebrar esas pequeñas victorias, saber querernos a nosotros mismos, darnos pequeños premios, aunque sea en tiempo personal de calidad y desconexión para hacer lo que realmente te gusta; aparcar y bajarte un rato de las prisas y exigencias del mundo y poner más tiempo en las cosas que te hacen más feliz, sin remordimientos ni sentimientos de culpa; aceptar el poder de tu vulnerabilidad siendo muy consciente de ello y reafirmar: ¡¡Me lo merezco!!
Para más a menudo, respira, deja de pensar tanto en todo lo que te falta y más en lo que sí tienes, aprende a parar y a estar más en el presente. Permítete momentos de calidad o lo que consideres oportuno, porque te lo mereces.
No lo olvides. Tu vida es tuya. No te compares: la carrera de la vida es contigo y con nadie más.
Y ahora dime, ¿tu nivel de autoexigencia crees que podría relajarse un poco? Déjame tu reflexión ? en la zona de comentarios ?.
2necklace
Posted at 07:18h, 27 enero3demoralization
1magnanimously
Posted at 22:04h, 17 junio2sawmill
Ascen
Posted at 19:28h, 17 octubreES TAN REAL. ; QUE LA PREGUNTA LA DEJO EN EL AIRE. QUIÉN NOS REGALA ESE TIEMPO MUY NUESTRO PARA ESA PAZ Y NÓ, EXIGENCIA. QUE TANTO NOS ATORMENTA? MENOS RESPONSABILIDADES TRABAJO EN HORAS Y MENOS RESPONSABILIDADES EN EL HOGAR , Y ENCONTRAR ESOS MINUTOS DE RELAJACIÓN, BIEN MERECIDOS DÍA A DÍA. UN SALUDO JAVIER IRIONDO POR TUS ART° HERMOSOS DIDÁCTICOS ???
Laura
Posted at 11:42h, 23 mayoQue gran verdad Javier!
Cuanta falta hace parar en esta sociedad tan frenética donde muchas veces lo único que prima son los grandes logros y la immediatez ….
Como siempre, un placer leerte y escuchar tus sabias palabras….
Un abrazo,
Laura
María Columna
Posted at 08:21h, 23 mayoBuenos días Javier, agradecer incluso el hecho de respirar me conecta con el milagro de la vida.
MUUUAAAAAAA