En los últimos años, estamos viendo y padeciendo (como en muchos países se ha experimentado) un aumento de las tensiones políticas, que a su vez se trasladan a la sociedad, y que provocan una pérdida de confianza en los gobernantes y una mayor tensión social.
Esto genera un gran desafío y un peligroso escenario: una sociedad cada vez más dividida y politizada, en un entorno político cada vez más polarizado, en donde nadie escucha a nadie pero todos culpan y acusan a quienes no piensan igual.
Pero si no podemos hablar y comunicarnos, si no podemos escucharnos para comprendernos, ¿cómo podemos superar nuestras diferencias y trabajar juntos para encontrar soluciones, resolver los problemas y construir un futuro mejor?
Índice
- 1. Me pregunto cuánto tiempo más puede aguantar la sociedad esta rabiosa polaridad política que vivimos en la actualidad
- 2. Compartimos un idioma en común, pero parece que somos incapaces de comunicarnos
- 3. La incontinencia verbal parece ser otro de los males actuales
- 4. ¿Podríamos intentar ponernos de acuerdo en que estamos de acuerdo? ¿Qué valores tenemos en común? ¿Qué queremos lograr? ¿Qué futuro queremos construir?
1. Me pregunto cuánto tiempo más puede aguantar la sociedad esta rabiosa polaridad política que vivimos en la actualidad
Cuánto tiempo más van a seguir los políticos dividiendo el país, alimentando la hostilidad y la intolerancia con la estrategia de la acusación y degradación del otro.
Las políticas y los grupos identitarios en muchos casos excluyen o desprecian a los que no piensan como ellos, etiquetan a las personas para colocarlas en un bando. «No digas nada, ya sé cómo eres», así se elimina al individuo, se le deshumaniza y automáticamente todo el mundo reacciona y se comporta ante esa persona no como una persona, sino como a alguien de un grupo, con una ideología concreta y a quien se le ha juzgado de antemano. Así se crea la idea de nosotros contra ellos, los buenos contra los malos.
No hay debate, sino discursos para imponer sus ideas a los demás; no hay conversación ni un intento de comprensión, nadie escucha, todos reclaman, exigen y culpan, creando así una mayor división y tensión en la sociedad, un conflicto que aumenta día a día, y cuyo clima se ve magnificado en las redes sociales, que son amplificadores de las emociones, las cuales son fácilmente manipulables.
► Es muy fácil crear rabia e indignación tocando nuestros aspectos morales
La manipulación de la información a través de la tecnología está provocando que saque la peor parte del ser humano, ya que nuestras emociones y nuestro comportamiento, aunque queramos creer lo contrario y neguemos la evidencia, son fácilmente manipulables. Basta con hacer click en nuestros botones emocionales. Es muy fácil crear rabia e indignación tocando nuestros aspectos morales, o simplemente mostrando información sesgada que hace reaccionar a las personas de forma compulsiva.
Cuando la prensa se pone de un lado, descuartiza la verdad para mostrar solo una parte, la más interesada y sesgada. Cuando cada medio muestra su visión de la verdad igualmente sesgada, el lenguaje que compartimos se vuelve incomprensible, porque ahí surgen los sesgos de confirmación, la tendencia automática a buscar información que confirme lo que ya creemos, lo cual nos hace ser más irracionales.
2. Compartimos un idioma en común, pero parece que somos incapaces de comunicarnos
La verdad es condenada al silencio, se oculta y queda enterrada bajo montañas de egoísmo, intereses personales y miedos. Se crea un mundo dividido que se pelea consigo mismo y refleja la tensión con la que el ser humano vive en su interior. Así la desconfianza y la falsedad cubre de superficialidad el paisaje diario, y el abismo se abre frente a nosotros y entre nosotros.
En ese escenario da la impresión que la política se ha convertido en un diálogo de sordos por decisión propia; eso sí, todos hablan, todos culpan al de al lado y todos exigen. ¿Hay alguien que escucha? Nadie quiere escuchar lo que el otro tiene que decir, al parecer están demasiado ocupados en culpar y denigrar al otro para sentirse superiores, y así la destrucción continua. Nadie se responsabiliza de nada, pero todos exigen responsabilidades a los demás. Es más fácil y más cómodo buscar un culpable que asumir algún tipo de responsabilidad.
Es el macabro juego de la nueva cultura de la acusación pública que genera el odio hacia el otro, las constantes disputas por cuestiones muchas veces irrelevantes, los permanentes reproches y culpas. ¿Alguien cree que esas actitudes, la rabia, la acusación y la intolerancia pueden solucionar algo? ¿Alguna vez maltratar, humillar y pisotear la dignidad de alguien ha traído algo bueno? Contundentemente ¡NO! Tan solo ha generado más resentimiento, odio y violencia.
Parece que muchos han olvidado o no quieren recordar lo que la historia ha demostrado tantas veces, el peligro que acarrea colocar etiquetas para catalogar y deshumanizar por pensar distinto, por ser de los otros. A estas alturas ya sabemos que en la vida se recoge lo que se siembra y no se puede recoger una buena cosecha sembrando odio, división e intolerancia.
En la sociedad se han abierto varios cráteres, o tal vez tengamos ya océanos de por medio que nos dividen, y cada uno desde su lado de la orilla se cree mejor que el otro; la incapacidad de escuchar o la nula voluntad de comprender a los demás está realmente erosionada.
La gente es defensiva con lo que sabe, defienden sus opiniones como un territorio que otros quieren ocupar, se encierran tras las fronteras concebidas por sus creencias y convicciones, así es imposible comprender a nadie, ni negociar, ni avanzar. Tal vez lo más importante sea descubrir nuestra propia ignorancia, lo que no sabemos y necesitamos aprender, porque si ya supiésemos, lo más probable es que nuestra vida sería mucho mejor.
3. La incontinencia verbal parece ser otro de los males actuales
Todo el mundo parece tener opiniones sobre todo, aunque el tiempo que muchos dedican a reflexionar sobre las suyas propias es el mismo que el de un pedo: al parecer se les escapan las opiniones, o tal vez sus ciegas convicciones.
Un mínimo error, una palabra incorrecta llega a distorsionarse hasta convertirse en una guerra de gritos y acusaciones. Una sola palabra malinterpretada es suficiente para que algo irrelevante se convierta en transcendental, para que los despiadados vampiros de la crítica salgan a buscar sangre en búsqueda de una nueva víctima.
El nivel de ofensa ha caído tan bajo, la acusación y la denigración pública se ha elevado tanto, que muchos callan ante esta amenaza, callan por miedo a ser señalados, criticados y juzgados en esta cultura de la acusación pública, que parece ser la versión moderna del lapidamiento. Son muchos los que ocultan sus pensamientos, es el silencio provocado por el miedo al juicio social.
La tiranía crece lentamente y nos pide que retrocedamos en pasos relativamente pequeños a la vez, pero cada paso atrás, cada silencio aumenta la posibilidad del siguiente avance tiránico. Así es como se crea el infierno en la tierra, esa es la lección del Holocausto, y también probablemente la mayor atrocidad de la historia, como fue el Archipiélago Gulag en la era de Stalin, el horror a través del silencio impuesto por el miedo.
La línea que divide el bien y el mal atraviesa el corazón de todo ser humano. Aleksandr Solzhenitsyn.
Es una peligrosa realidad, un silencio que divide una sociedad, pero todo en la vida tiene consecuencias, tanto lo que hacemos como lo que no, tanto lo que decimos como lo que callamos, pero cuando callamos y toleramos lo intolerable, cuando justificamos lo injustificable, las consecuencias de la inacción son terroríficas, es el inicio de caos, como desgraciadamente se ha demostrado a lo largo de la historia, y porque la mente humana está preparada para el tribalismo.
Y mientras observamos el lamentable espectáculo de la política, las peleas de egos y de poder, más preocupados por las declaraciones, por culpar al de al lado, por controlar la información, más preocupados por lo que tienen que decir en vez de lo que tienen que hacer, esa tóxica cultura sigue abriendo el abismo de la división y la desesperación.
Que nadie confunda la velocidad con el tocino. Aunque a estas alturas del artículo cada persona ya ha reaccionado de alguna manera, puede que visceral, tal vez ya me ha colocado en un bando, algo al parecer inevitable hoy en día debido a los sesgos cognitivos y de información (y esa es precisamente la raíz del problema), yo no hablo de un partido, hablo del terrible espectáculo de la política en general.
¿Quién sufre las consecuencias de todo esto? Los de siempre, los ciudadanos, las personas a las que supuestamente deben servir. Mientras, una buena parte de la sociedad, muchas familias, observan atemorizadas al borde del abismo, buscan esperanza, una visión de un futuro mejor, alguna nueva ilusión, algo en lo que creer, pero la respuesta es la cultura del miedo, palabras vacías, indiferencia, incompetencia, promesas incumplidas, pérdida de libertades y más control, supuestamente por nuestro propio bien…
Toda esta locura tiene que parar, porque esto no es un juego en el que alguien puede ganar (nadie lo hace) aunque los políticos inconscientemente (eso espero) estén jugando a ese juego. De hecho, sería realmente grave y más peligroso aún si cabe, porque significaría que todo vale, aunque eso conlleve arrasar con todo y destruir la propia sociedad.
Si queremos progresar y crear una sociedad mejor, tenemos que abrirnos a nuevas perspectivas y procurar comprender otros puntos de vista, debemos frenar nuestros instantáneos juicios morales, procurar comprender y atacar los problemas no a las personas.
4. ¿Podríamos intentar ponernos de acuerdo en que estamos de acuerdo? ¿Qué valores tenemos en común? ¿Qué queremos lograr? ¿Qué futuro queremos construir?
Si hay un objetivo común, una diana a la que apuntar, cabría la posibilidad de tener un debate y una discusión más sana o productiva para ver las formas, alternativas y decisiones, para intentar construir y dirigirnos hacia ese futuro mejor que todos anhelamos
Si queremos comprender el mundo, el comportamiento humano, si queremos mejorar pero nos enrocamos en lo que creemos sin escuchar, aniquilando la diversidad de ideas, nos caeremos hacia un lado y si todo cae a un lado extremo, independientemente del lado, la historia ha demostrado que los extremismos son el inicio del caos.
Como dijo el filósofo Bertrand Russell una de las cosas más dolorosas de nuestros días, es que aquellos que tienen las más absolutas certezas son los más estúpidos, y aquellos con algo de imaginación y comprensión, están llenos de dudas e indecisión.
Es hora de dejar de mirar hacia fuera donde siempre podemos encontrar culpables, es lo fácil, siempre hay muchos disponibles a mano, o de buscar una idea simple que lo justifique todo, porque no la hay. Es hora y es deber de cada uno de nosotros mirar hacia dentro para encontrar comprensión y soluciones.
Ojalá que la vida fuese más fácil, pero ésta, el mundo, el ser humano y cada uno de nosotros somos algo realmente complejo que requiere profundizar para llegar a comprender muchos aspectos de la vida, de nosotros mismos y de las relaciones con los demás.
Puedo estar equivocado, muy equivocado, no tengo razón, ni la necesito. En realidad ojalá que sea yo quien esté mal, muy mal. Espero y ojalá que sea solo yo quien ve esos peligros, ojalá que el mundo esté bien y sea yo quien vea las cosas distorsionadas, sería un gran alivio, ya que así no sería la sociedad la que tiene que cambiar, tan solo tendría que cambiar yo.
Hola Javier.
No suelo pronunciarme respecto a lo que estamos viviendo.
Pues cuando lo hago tan solo en mi entorno resulta complicado dar mi opinión sobre esta actualidad, por ser minoritaría o menos creíble que aquella que continuamente justifican los medios públicos.
Yo también veo las cosas tan «distorsionadas» como tú. Con lo cual ya seríamos dos, no solo tú, quienes deberíamos cambiar.
Son tiempos difíciles para la historia de la humanidad, al menos así lo percibo desde hace dos años.
Solo pido luz, comprensión y amor para esclarecer cada verdad que se esconde tras decenas de sutiles velos a diario.
Te envío mucho ánimo y sobre todo salud para afrontar lo que nos ha «tocado vivir» esta década.
Un gran abrazo.
Y gracias por compartir tus impresiones y reflexiones siempre.
Toda la razón, se ve mucho en lo que son las peticiones publicas para subsanar Errores faltas del sistema político, una de las mejores cosas que se puede hacer es off al televisor porque es una fuente de neurosis negativa.
Pero es evidente y coincido en todo lo dicho en esta reflexión tuya Javier.
Lo que es fácil es sacarse el muerto de encima tanto en política como aquello que nos ocurre negativamente, es asi y ¿porque? …
Por intereses personales o de un propio partido político, directrices que no compartes siendo un choque entre tus ideas y una cúpula ya definida pero el problema no es eso….
El problema si bien puedes escuchar y te riges a unas directrices el resultado va a ser el mismo aunque las ideas sean excelentes, creo que para haber un cambio ciertas directrices han de cambiarse siempre la idea sea buena y beneficiosa por ambas partes.
Por otro lado no se escucha “Porque vamos ACELERADOS“ debido al poco tiempo que se dispone para hacer cambios o un trabajo bien hecho.
Evidentemente es una sociedad montada “Para algunos” Yo preferiría pagar mas impuestos para tener una mejor calidad de vida en todos los sentidos, siendo dichos impuestos justos adaptados a la región donde se vive y tus ingresos económicos,
No se pide nada anormal solo lo justo, pero estamos en un mundo donde lo justo es cosa del pasado.
Hola, Javier. Soy mexicana y tu artículo me ha parecido no solo estupendo, sino esclarecedor de la situación que estamos viviendo. Tal parece que estuvieras describiendo lo que está sucediendo en mi país. No hemos sido capaces de aprender de las experiencias como humanidad en otros tiempos en circunstancias mundiales como guerras, epidemias, desastres naturales. Nos hemos olvidado de quiénes somos como mexicanos y como personas que hemos enfrentado las peores catástrofes y unidos hemos salido salido adelante sorprendiendo al mundo por nuestro carácter y solidaridad. Ahora, nos hemos sentido desvalorizados y divididos por el discurso político, sesgado y claramente divisionario del presidente. Trato de no juzgarlo y comprender que le ha tocado interpretar un papel nada deseable por nadie, pero es el que ahora juega dentro de la obscuridad en que se ha metido, inculcando miedo y odio, y nos hemos ido dejando envolver en ese plan de terror. Pero tu artículo me ha dejado claro que esto está presentándose en todos los países del mundo, y que en nuestras manos, y solo en nuestras manos, está liberarnos de la inercia en la que estamos cayendo. Pues voy a empezar por mí misma, empeñarme en descubrir cual es la lección y el aprendizaje para salvar nuestra querida Gaia y la humanidad a la que honrosamente pertenecemos y que es nuestro deber engrandecer. Gracias por tus palabras impregnadas de sabiduría, me han reconfortado enormemente al darme cuenta de que todos estamos en la misma asignatura. Dios te bendice.
Buenas tardes Javier Vivo en Buenos Aires. y al leerte creo que vives aquí. Un pais empobrecido por culpa de malos gobiernos, corrupción a gran escala, falta de empatía y manipulación de las clases pobres, donde se critica el mérito, las descalificaciones son permanentes. quien piensa distinto. «La grieta»
se repiten las mismas recetas administrativas y económicas que ya probaron no dar resultado.
Resulta muy difícil asistir a semejantes señales de incongruencia para quienes como yo facilitamos herramientas para mejorar la comunicación, la motivación ,pensar de manera creativa, buscar acuerdos, negociar.
La pandemia vino a agravar la situación al poner al desnudo todas las inconsistencias.. La ausencia de valores.
Desde mi humilde lugar trato de dar el ejemplo y cada persona que se acerca a las capacitaciones genera en mí la esperanza de poder ser y hacer las cosas de manera diferente.que el cambio es posible.
Me encanta todo lo que posteas. te sigo en instagram y me encantaría conversar contigo.Harías un vivo conmigo??.
Saludos cordiales . Juana. @cambio.con.pnl
Buenas tardes,
Sí me parece todo muy interesante, vivimos en un mundo en el que las RRSS usadas por todo el mundo, buscan una reacción del público o atraer la atención de los lectores, y son los propios dueños de esas redes, sean famosos o no, los que buscan provocar esa reacción mediante opiniones que siempre están siendo analizadas, o están mal expresadas. Si hay claros ejemplos de políticos que también hacen un mal uso de las normas de respeto, (Trump) y esto se permite, no deberíamos asustarnos por dar una opinión.
Por supuesto, culpar a los demás no es la salida, Aunque el vivo ejemplo se puede ver en plena sesión de Congreso, donde se ve como se está convirtiendo en rutina el faltarse al respeto entre ellos mismos, eso es lo que vemos todos. Creo que la comunicación de hoy día y la manera de comunicar está desvirtuando el propósito de la pura comunicación, negociación y diálogo.
Es triste, pero suele ser así, faltan buenas maneras y modales.
Javier, simplemente , bueno , muy bueno