Este artículo es la Parte III de una serie de artículos que he estado publicando para analizar los 3 grandes enemigos que nos retienen en la vida:
► Parte I – Los miedos primarios (ver aquí)
► Parte II – Los mapas mentales (ver aquí)
► Parte III – La historia que nos contamos
► Parte IV – El Poder de la Identidad (ver aquí)
Esta semana analizaremos el tercero: la historia que nos contamos
Índice
1. Casi siempre el dolor viene de la historia que nos contamos
Una buena historia puede llegar a convertirse en el arma más poderosa, tanto si es cierta como si no. Las historias sobreviven a lo largo del tiempo, a veces se mantienen reales, otras se magnifican y en ocasiones se distorsionan completamente, pero al final toda historia tiene sus repercusiones.
De la misma forma, cada uno de nosotros tenemos una historia: la de nuestra vida. Todos hemos vivido y pasado por una serie de experiencias que han ido formando distintos tipos de creencias sobre cómo vemos el mundo y cómo nos vemos a nosotros mismos.
En esa historia ha ocurrido de todo (bueno y malo) porque todos hemos vivido momentos difíciles en las que la vida nos ha puesto a prueba. Situaciones y circunstancias que a lo mejor dejaron invisibles cicatrices emocionales, ocultas para los demás pero que han permanecido vivas en nuestro interior.
Sin embargo, una cosa son las experiencias vividas, y otra muy distinta es cómo las interpretamos y cuál es el significado que hemos dado a cada suceso. En muchas ocasiones todo el dolor viene de una historia que nos contamos y que la vemos desde una identidad del pasado.
▶ Nos convertimos en los reyes de la distorsión y el drama
Ese recuerdo en la memoria, esa historia a la cual regresamos continuamente, adquiere cada vez más fuerza, convirtiéndose como en una especie de creencia que influye en nuestras emociones y futuras decisiones (las tomaremos influidos por las experiencias del pasado).
Realmente nos convertimos en los reyes de la distorsión y el drama. Nos repetimos y magnificamos la historia de nuestro pasado, y al final acabamos convencidos de ella. Lo hacemos de tal forma que esa distorsionada historia que nos contamos llega a convertirse en parte de nuestra identidad, aunque no sea del todo cierta o inclusive, llegue a estar totalmente alterada.
▶ ¿Qué es lo que ocurrió en el pasado que está afectando a tu vida en el presente?
Cuando la historia que nos contamos es negativa, el propósito y la función que está cumpliendo es la de protegernos, pero eso es lo que precisamente nos impide cambiar.
En realidad, esa historia es nuestro verdadero enemigo: en vez de protegernos nos ancla al pasado; es el lugar al que nuestra mente vuelve una y otra vez, nos paraliza, nos retiene y nos hace esclavos del pasado. Esa historia es el carcelero que nos mantiene prisioneros y se convierte en la gran excusa que pretende justificarlo todo.
▶ ¿Cuál es el propósito de la historia que nos contamos sobre nuestro pasado?
¿Por qué nos contamos y mantenemos esa historia?
Porque así puedo justificar cualquier situación, todo es debido a mi historia.
➊ No es que no quiera cambiar, pero es muy difícil, porque mira lo que me pasó.
➋ Porque así no soy responsable. En la historia siempre hay buenas excusas y culpables, alguien a quien culpar.
➌ Porque todo ser humano tiene la necesidad de sentirse inocente: yo no he sido, fue por algo, por alguien, es debido a mi pasado (tenemos la necesidad de sentirnos comprendidos).
Cualquiera de estos tres puntos nos los repetimos una y otra vez, consiguiendo autoconvencernos de que no podemos cambiar nuestra historia. No tenemos los estudios o la preparación, por nuestra edad, por no tener los recursos, el conocimiento, la inteligencia, la apariencia, por el entorno, por lo que un día sucedió…
Cada uno tenemos la nuestra.
2. Ya toca divorciarse de esa vieja historia
Pero llega un momento en el que tenemos que dejar de mirar atrás, dejar el pasado en el pasado, divorciarnos de esa vieja historia, porque ya no somos quienes éramos, y es hora de mirar hacia adelante para escribir el nuevo capítulo de nuestra historia.
◉ ¡Y de eso van los ejercicios de hoy!
Ten siempre presente que tu pasado no determina tu futuro, que ese pasado es como la estela que el barco o el avión deja a su paso; no es la estela que queda atrás la que condiciona y determina su destino, sino quién está al mando para elegir y cambiar de dirección. Y esa persona eres tú.
¿Cuál es la percepción de tu vida, cuál es la historia que te cuentas? Esa historia que vive dentro de ti ¿te ha ayudado, te ha empoderado o te ha perjudicado?
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¡Genial, hecho!
GRACIAS ?