¿Renovación o desesperación? ¿Qué emoción te embarga después del verano?

La vida son ciclos, y como siempre sucede, esos ciclos van y vienen, para bien y para mal. Lo mismo sucede con el verano: llega y se va; las vacaciones comienzan, se acaban y volvemos a la rutina.

Unos llegan renovados, arrancan con nuevos proyectos, retos e ilusiones, con decisiones de cambios. Y otros comienzan la rutina desesperados porque se acabaron esos días de descanso por los que tanto esperaron.

Este gran contraste de sensaciones entre unos y otros nos revela la diferencia existente entre aquellos que disfrutan del camino, los que tienen retos, metas, los que siguen creciendo, y aquellos que solamente esperan que el tiempo pase rápido para olvidarse de su vida; aquellos que están esperando a ese otro momento, esperando a vivir.

1. Es imposible alcanzar una meta que no tenemos

Sabemos la teoría, sabemos que lo importante es el camino, vivir el presente, pero una cosa es lo que sabemos y otra muy distinta es cómo vivimos. Cuando sabemos lo que tenemos que hacer y no lo hacemos, es una causa de conflicto que provoca frustración, debido a la falta de congruencia entre lo que sabemos y lo que hacemos.

La dispersión, la falta de enfoque y objetivos claros son factores que nos llevan de un lado a otro, aumentando la sensación de sentirnos superados por todo. Es imposible alcanzar una meta que no tenemos. A veces hacemos muchas cosas, sin descanso, pero también sin dirección, y todos los esfuerzos se desperdician y acaban agotando nuestra energía física y mental.

Sin embargo, cuando nos proponemos algo y lo hacemos, provoca el efecto contrario, provoca satisfacción, sentimos que tenemos una mayor disciplina y un mayor control sobre nuestras acciones y nuestra vida. De la misma forma, lo que para unos es el final, para otros es el inicio. Al final, como siempre, todo depende de la interpretación y la reacción de cada uno. Esa es nuestra GRAN capacidad y responsabilidad.

¿Qué te parece si hacemos de este momento un nuevo inicio?

2. Cuatro preguntas clave que deberías hacerte

Tras las vacaciones, más que nunca, es hora de reordenar ideas, marcar un plan y un rumbo de lo que queremos hacer; tener una diana en la que centrar nuestra atención. Ese objetivo definido nos ayuda a mantener el enfoque y a centrarnos en lo importante.

En la vida es importante desarrollar una sensación de dirección, de propósito; sentir que avanzamos hacia algo que deseamos, que damos pasos y acciones concretas hacia una meta, algo que nos ilusione para mejorar en los aspectos que cada uno consideremos  prioritarios.

Si queremos buenas respuestas, tenemos que hacer las preguntas correctas. Así que algunas de las que nos podríamos hacer son:

¿En qué aspecto de mi vida quiero mejorar?

¿Qué me gustaría cambiar?

¿Qué llevo un tiempo aplazando que me gustaría hacer?

¿Cuál es el  objetivo más importante que quiero alcanzar?

Nadie puede responder a estas preguntas por ti, por lo que es tu turno. Te leo en comentarios.