Es curioso observar cómo tenemos buenos consejos para un amigo cuando los necesita. Por naturaleza, nos gusta ayudar y cuando vemos que alguien está mal por las circunstancias que sea, buscamos palabras de ánimo e intentamos ayudarle para sacarle de ahí y superar esa situación.
Cuando se trata de un amigo tenemos la capacidad de escucharle, intentamos comprenderle y tenemos esa necesaria empatía. Sin embargo, cuando somos nosotros mismos los que entramos en una de esas espirales negativas, en vez de hablarnos de la misma forma cariñosa y comprensiva, resulta que llegamos a decirnos barbaridades y a fustigarnos aún más. ¿Te imaginas diciendo esas cosas a tu mejor amigo?
¿Por qué no nos tratamos a nosotros mismos como a nuestro mejor amigo?
¿Puede ser porque nos exigimos demasiado y aún no somos cómo creemos que deberíamos ser? ¿Puede ser que no nos aceptamos porque sentimos que tenemos demasiados defectos e imperfecciones?, ¿o porque no hemos alcanzado lo que esperábamos y no nos sentimos lo suficientemente buenos?
Un amigo te acepta y no te quiere cambiar porque te valora y acepta tal y como eres. Un amigo es comprensivo cuando nos caemos o estamos mal, no nos juzga ni critica, no nos vapulea, sino que nos abraza, y nosotros hacemos lo mismo con ellos. Incluso a veces, somos mucho más amables con un extraño que con nosotros mismos y, por momentos, podemos llegar ser realmente duros.
¿Qué tal si dejamos de juzgarnos y nos aceptamos, si somos más pacientes y comprensivos con nosotros mismos y nos convertimos en nuestro mejor amigo?
La realidad es que vamos a pasar el resto de nuestra vida con nosotros, así que no estaría mal que nos convirtiésemos en nuestro mejor amigo para que nuestra mente no sea nuestro enemigo, sino nuestro mejor aliado.
Todos tenemos defectos, miedos e imperfecciones, pero querernos y aceptarnos tal como somos es el inicio del verdadero progreso personal y de nuestra paz interior.
Por eso mi deseo es que te conviertas en tu mejor amigo.
Me pondría más que verde, seguro.
jajaja… ¡Pues no te lo permitas!
Un abrazo