¿Tú también tienes pensamientos negativos? (2ª Parte)
Esta es la 2ª parte del artículo sobre cómo librarse o reducir los pensamientos negativos, por lo que si no has leído la primera parte o quieres recordarla, lo puedes hacer aquí.
Inevitablemente por momentos todos tenemos pensamientos y emociones negativas que no deseamos y de los que queremos librarnos, por lo que son necesarias estrategias y herramientas para librarnos de esas malas hierbas que a veces nacen en el jardín de la mente.
A lo largo de nuestra vida, todos vamos adquiriendo todo tipo de hábitos y algunos de ellos -de pensamientos, de enfoque, de comportamiento, de lo que hacemos- se convierten en repetitivas rutinas que nos llevan al mismo lugar emocional de siempre. Si nos abandonamos, aunque sea de manera inconsciente, tenemos la tendencia de absorber todo lo que ocurre a nuestro alrededor… y ya sabemos que lo que solemos recibir del entorno no siempre es lo mejor y más inspirador…
Todo eso nos afecta en mayor o menor medida y tiende a aumentar la cantidad de pensamientos negativos, afectando a nuestras expectativas de futuro y a nuestra confianza. Por ello, si queremos mejorar la calidad de nuestros pensamientos y nuestras emociones, tenemos que tomar decisiones sobre la cantidad y calidad de información a la que nos exponemos, porque cuanta más información de calidad y nuevos conocimientos constructivos recibamos, más mejorará la calidad de nuestros pensamientos, de nuestras expectativas y de nuestras emociones.
Esa decisión a la que te expones es absoluta y totalmente tu responsabilidad, así que escoge bien.
Estos son los puntos que tratamos la semana pasada:
– Lo primero es «darte cuenta» que tu viejo amigo ha vuelto a aparecer…
– Ponle un nombre a esa voz negativa.
– Atente a los hechos, no a las suposiciones de lo que podría ocurrir.
– Cambiar el estado mental dirigiendo el enfoque a un objetivo concreto.
Y ahora, pon atención a los siguientes puntos:
Reconoce lo bueno a tu alrededor y sé agradecido. Deja de pensar en todo lo que te falta por hacer, lograr o demostrar y sé más agradecido por lo que sí tienes: por estar vivo, por otro día que es una oportunidad, por la familia, amigos, personas queridas, por el aire, el sol… Si no eres agradecido por las pequeñas cosas -que al final son las grandes-, jamás tendrás suficiente y todo te parecerá poco.
Escribe qué es lo que te preocupa y/o la causa o enfoque de los pensamientos negativos. En muchas ocasiones no sucede nada realmente grave y concreto que sea una verdadera amenaza en nuestra vida, sino que son pequeñas situaciones y sucesos que se van acumulando y que nos hacen sentir que la situación nos sobrepasa. Nuestra mente cada vez se dispersa más en infinidad de cosas, nos agobiamos, aumenta el problema y parece que todo nos supera.
Lo que tenemos que hacer es definir y concretar qué es lo que más nos agobia y nos preocupa, para dejar de (pre)ocuparnos y ocuparnos de ello. Nuestro cerebro, a veces, huye y evita esas situaciones que nos crean tensión; es un mecanismo defensivo, pero ‘el evitar’ también nos debilita y nos genera aún más tensión. En cambio, cuando las afrontamos, nos sentimos más fuertes, responsables y capaces, y es entonces cuando tomamos el mando y el control de nuestra voluntad, nuestra mente y nuestra vida.
Deja de generalizar. ¿Te has encontrado alguna vez diciendo Nunca me sale bien, siempre pasa lo mismo, todos son iguales, ya sé lo que va a pasar? Si eso es lo que crees, siento mucho decirte que es así, pero lo es para ti porque eso es lo que dices y es lo que crees, por lo que termina siendo como una autoprofecia.
Son tus propios pensamientos y tu lenguaje los que te colocan en ese estado mental. De algún modo, ya estás esperando que eso suceda y tu propia actitud y expectativa la provoca. Obviamente, al final sucede lo que esperabas, te das la razón a ti mismo y se confirma tu teoría… Así que abandona el hábito de generalizar, deja de hacer de fatídico pitoniso y comienza a ver las cosas como sí pueden llegar a ser.
Muchas personas viven su vida al son que dicta la tecnología y todo el ruido externo que les rodea en vez de estar dirigidos por su música interior. Aprende a desconectar y conectar con la naturaleza o simplemente desconectar. Pon en tu agenda un merecido tiempo de calidad para ti. Para, frena, respira, conecta y se agradecido.
La idea es crear un estilo de vida que no esté dirigido por todo lo que sucede fuera, sino crear unas rutinas, una disciplina y unas prioridades que sean el centro de nuestra vida, en donde somos más creativos, más productivos y estamos en control.
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